Desde que Donald Trump fue electo presidente al inicio del mes, María Hernández y su hermana, Maritza, se han quedado con un sentimiento de incertidumbre.
Las hermanas Hernández son DREAMers, individuos que cumplen los requisitos de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA). En el 2001, la legislatura Texana pasó el proyecto de ley 1403, también conocido como el DREAM Act (por sus siglas en inglés), el cual extiende colegiatura estatal y elegibilidad para becas para los ciudadanos no residentes del estado, de acuerdo a la página de forabettertexas.org.
La estudiante de primer año de UTRGV Maritza Hernández, quien ha vivido en los Estados Unidos desde que tenía dos años, dice no saber lo que el presidente electo hará respecto al DREAM Act porque “sigue cambiando de parecer”.
“En una ocasión dijo que lo ‘iba a quitar’”, dijo la jóven de 21 años. “Y ahorita está diciendo que nada más a los criminales, ¿sabes?, la gente que ha hecho algo en contra de la ley. Así que es incierto, no sé qué hacer, si me quedo o me voy o qué, ¿sabes?”.
En el sitio oficial de campaña de Trump se establece que “se terminará inmediatamente las dos amnistías ejecutivas ilegales del Presidente Obama”.
Esto se refiere a las dos acciones ejecutivas del Presidente Barack Obama del 2014, donde se expandió la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), una póliza que ofrece protección temporal de deportación a los jóvenes que llegaron de niños a Estados Unidos, siempre y cuando demuestren que cumplen con varios criterios, de acuerdo al sitio whitehouse.gov.
Además, padres de ciudadanos americanos y residentes podían solicitar la Acción Diferida para Padres de Ciudadanos Estadounidenses y Residentes Permanentes Legales (DAPA, por sus siglas en inglés).
Rossy Evelin Lima, coordinadora de Red DACA, coalición entre la Fundación Latinoamericana de Artes y el Consulado Mexicano en McAllen, la cual provee información gratis a las personas con DACA, dijo que el número total de DREAMers en el Valle es desconocido, ya que contabilizarlos podría significar ponerlos en riesgo.
“Estadísticamente sería favorable que se contabilizara, pero desde un punto de vista social también se trata proteger a esta comunidad y contabilizarlos talvez también podría ponerlos en riesgo con ciertos grupos … que no están a favor de este tipo de propuestas”, dijo Lima.
En UTRGV, 938 DREAMers están inscritos.
“Cada estudiante de UTRGV es querido”, dijo Kristin Croyle, vicepresidenta de Éxito Estudiantil. “Me refiero en un sentido amplio; queremos que cada estudiante que tenemos sienta que los apoyamos, y en este momento creo que el presidente está considerando lo que podemos hacer en el nivel de universidad para poder apoyar y abogar mejor por esos estudiantes. Las instituciones públicas tienen la responsabilidad de denunciar lo que sabemos son hechos, pero estamos limitados en nuestras habilidades de abogacía política”.
Croyle dijo que aunque ningún estudiante la ha buscado por sentirse con miedo o incertidumbre acerca del presidente electo Trump, ella entiende que pudiera haber mucha angustia en la comunidad del campus por la elección presidencial.
“A menudo, esos estudiantes voltean a la facultad y al staff con el que ya trabajan de cerca en busca de apoyo”, dijo ella. “Puede que no vengan con los de administración como con cualquier mentor de la facultad. … Solo porque yo no he tenido ningún estudiante, he escuchado que algunos de la facultad están apoyando a los estudiantes que están preocupados”.
Maritza Hernández dice que no le importaría irse a México, pero se preocupa por su madre que está enferma. “Por mí, realmente no me importa mi persona, o que pase, pero me preocupo por mi madre porque ella está enferma y le tienen que realizar la diálisis. Es diabética. Tiene problemas oftalmológicos”, dijo ella. “Así que por mí, yo puedo ir a México y hacer mi vida allá, ¿pero ella? Ella necesita toda esta atención médica y la está recibiendo aquí. Si nos vamos a México, vamos a tener que empezar de nuevo”.
La joven de 28 años dijo que no todos los inmigrantes son iguales.
“No todo el mexicano que viene aquí, no todo el inmigrante que viene aquí es un criminal”, dijo ella. “Yo no sé si [Trump] me considera una criminal. … Todos estos años he trabajado muy duro”, dijo María Hernández, quien trabajó muchas horas extras para poder pagar por sus dos Asociados en Educación de UTB/TSC, ya que no calificó para muchas becas. “Me costó lágrimas”.
Ella ni siquiera sabía que podía ir a la universidad. Sin embargo, se inscribió en Texas Southmost College tan pronto se graduó de la preparatoria.
Para poder calificar para DACA, tuvo que comprobar que vivía en Texas y entregar una firma de la policía.
“Queremos que sepan de la gente que está invirtiendo en este país. … La gente piensa que no pagamos impuestos, que solo estamos viviendo gracias a estampillas para alimentos, Medicaid y beneficios de desempleo”, dijo ella.
A lo largo de su vida ha escuchado comentarios ásperos tales como “¿Porque estás tomando trabajos americanos?” y “¡No suenas como un Americano!”
“Es duro tener todos esos comentarios. … Espero que Trump piense en todas esas cosas”, dijo María Hernández, quien también espera que todos obtengan una solución.
Acerca de la posibilidad de regresar a México, dijo que sería difícil para ella regresar a Matamoros porque toda su educación está aquí. “Tenemos discriminación en nuestro propio país”.
María Hernández solicitó la renovación del programa DACA pero no ha recibido respuesta.