De la primera a la última cita

De izquierda, Kimberly Selber y su esposo Greg Selber, unos profesores de comunicación de UTRGV. A la derecha, Alondra Sánchez Proa, una estudiante de tercer año de mercadotecnia.
De izquierda, Kimberly Selber y su esposo Greg Selber, unos profesores de comunicación de UTRGV. A la derecha, Alondra Sánchez Proa, una estudiante de tercer año de mercadotecnia.

Sol Garcia | THE RIDER

Con el Día de San Valentín a la vuelta de la esquina, es bonito recordar citas inolvidables.

Antes de que Kimberly Selber fuera una profesora de comunicación y coordinadora del programa de posgrado de UTRGV, era una estudiante de posgrado de UT Austin. Durante ese tiempo, Selber tuvo su primera cita con otro estudiante de posgrado en la librería Half Price Books, la cual estaba justo al lado de su casa.

“Estaba literalmente a quince pasos de mi puerta trasera, así que, eso fue lo que él sugirió, ‘Oye, vamos a Half Price Books’”, ella dijo.

En la librería, la pareja obtuvo mayor comprensión de cada uno aprendiendo sobre sus gustos en libros. Hablaron sobre libros, pero tan pronto estaban hablando de muchas cosas más.

“No solo platicamos de libros, sino que hablamos hasta altas horas de la noche sobre todo y en realidad de cualquier cosa”, ella dijo. 

Después de explorar libreros, la pareja fue a una cafetería para seguir platicando.

“No queríamos que la conversación terminara, así que supimos que tendríamos otra cita”, ella dijo.

Efectivamente, tuvieron otra cita y muchas más desde ese entonces. Selber y su ahora esposo, Greg Selber, un profesor de comunicación de UTRGV, continúan teniendo citas, especialmente en librerías.

“Ir a una librería ha sido una cita esencial para nosotros ya por más de 20 años”, ella dijo riendo. “Nuestras citas de noche casi siempre terminan en una librería”.

Una cita especial para Alondra Sánchez Proa, una estudiante de tercer año de mercadotecnia, empezó en Philly 77, un restaurante en el centro de McAllen. Sánchez Proa y su cita estaban en la parte de afuera con su comida, pero estaban muy nerviosos como para terminar de cenar.

“Estaba nerviosa porque sentía mariposas en el estómago”, ella dijo. “Me puse muy tímida, y ni siquiera pude comer”.

Después de que Sánchez Proa y su cita tomaron una malteada con pay de queso, se fueron para ver las estrellas. Ahí fue cuando la cita de Sánchez Proa la sorprendió con flores y un collar que decía, “¿Quieres ser mi novia?”

“Dije que sí”, ella dijo. “Es un recuerdo que fue muy especial para mi”.

Sánchez Proa está feliz de que pudo experimentar ese recuerdo y otros con su en ese entonces novio. Aunque ya no están juntos, siguen siendo amigos de fiar.

“Sabemos que podemos confiar el uno en el otro si batallamos con algún problema de nuestras vidas”, ella dijo.

Sin embargo, no todas las citas inolvidables terminan gratamente. A veces, pueden terminar siendo un desastre.

Durante los años de estudiante de pregrado de Kevin Christman en la Universidad de Texas A&M, empezó a usar una aplicación de citas en la que hablaba con un hombre que estaba en un bar cerca del apartamento de Christman. Decidieron conocerse en el bar, pero para lo que Christman pensaba que sería una linda primera cita, resultó siendo tan incómoda cuando llegó y descubrió que su cita estaba borracho. 

“Está completamente borracho, y yo estaba como, ‘Oh, no, yo estoy sobrio y él está borracho. … Supongo que ahora tendré que cuidar de él’”, dijo Christman, ahora un estudiante de posgrado de sociología de UTRGV.

Después de platicar, se fueron al departamento de Christman. Su cita se sentó en la cama de Christman, donde quedó inconsciente. Cuando se despertó, vomitó inmediatamente en su ropa, la alfombra y la cama de Christman.

Christman lo ayudó a limpiarse, pero su cita volvió a quedar inconsciente en la regadera.

“Pasaron probablemente como dos o tres horas cuando se despertó, y yo como, ‘Amigo, acabas de vomitar por todos lados’”, Christman dijo. “Y él dijo, ‘Lo siento mucho’”.

Terminaron la noche acurrucados, pero después del día siguiente, nunca volvieron a verse.

“[Si] tengo que cuidar de él en la primera cita … no, gracias”, Christman dijo.

Después de esa experiencia, Christman aprendió a dejar de usar las aplicación de citas. Sin embargo, los que sí las usan a veces deberían “ir despacio” y comunicar en un principio lo que en verdad quieren antes de quedarse de ver con alguien, él dijo.

“Deberían ser honestos con lo que quieren al principio, para que la otra persona no piense de otra manera y no terminen lastimándose los dos o que no obtengan lo que quieran”, Christman dijo.

Para las personas que están solteras, disfrútenlo, él dijo.

“Aún existen dichas–cuando estás soltero”, el estudiante de posgrado dijo. “Simplemente puedes estar enamorado contigo mismo, y no hay nada malo en hacer cosas que disfrutes por tu cuenta. No siempre se necesita de alguien”.

–Traducido por Paulina Longoria

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