Conforme te diriges a tu escuela, trabajo o reunión, miles de niños migrantes deambulan en “mini-cárceles”, también conocidas como refugios, anhelando el día en que se les permita reunirse con sus familias.
Hace dos semanas, bajo la luz de la luna, alrededor de 2,000 menores provenientes de diferentes refugios de Estados Unidos, fueron trasladados a Tornillo, Texas, una ciudad desértica que ahora luce como una nueva ciudad: “la ciudad de las carpas”.
No es necesario ser psicólogo para entender que el separar a los niños de sus padres es perjudicial para su salud física y mental.
He quedado conmocionado en diferentes ocasiones al leer y escuchar los innumerables testimonios de los malos tratos, las deficiencias educativas y las exasperantes experiencias que estos niños tienen que sufrir.
Los menores no pueden ser procesados junto con sus padres; por lo tanto, después de ser detenidos por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP, por sus siglas en inglés), el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Salud y Servicios Humanos envían a los menores a los refugios mientras sus padres son puestos bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), de acuerdo al sitio web www.dhs.gov.
Los menores tienen que alojarse en los refugios por días, o en ciertas ocasiones meses, donde solo se les permite una o dos horas de tiempo de recreación al día, hasta que puedan conseguir un patrocinador (padres, tutor, otro pariente adulto, o un proveedor de cuidado provisional) o hasta que se resuelvan los casos jurídicos de sus padres o tutores legales.
Esta situación no empezó hoy o la semana pasada. La chispa que comenzó el incendio fue la política de “tolerancia cero” del presidente Donald Trump, la cual entró en vigor el 6 de abril. Esta política “prohíbe ambos, el intento de entrada ilegal y entrada ilegal a los Estados Unidos por un extranjero”, de acuerdo la página de internet del Departamento de Justicia de EE.UU., www.justice.gov/opa/pr/attorney-general-announces-zero-tolerance-policy-criminal-illegal-entry.
A pesar de que hay muchos funcionarios de la administración, incluyendo a Trump, que aseguran que las leyes creadas por el Partido Demócrata son las causantes de la separación de las familias migrantes, no existe ninguna ley o política que obligue al gobierno a separar a dichas familias. Es muy interesante ver como varios legisladores y funcionarios gubernamentales usan el problema de los niños migrantes como una herramienta para conseguir más partidarios, incluso cuando esto implica tener que hacer declaraciones falsas.
Contrario a lo que estos funcionarios afirman, el gobierno de Trump creó y apoyó la política de “tolerancia cero”. El Memorándum para los Fiscales Federales de la Frontera Suroeste por el Fiscal General Jeff Sessions publicado el 6 de abril indica claramente que “si el adoptar dicha política requiere de recursos adicionales, cada [Oficina del Fiscal de EE.UU. en la frontera suroeste] debe identificar y solicitar dichos recursos adicionales”.
No se puede negar el hecho de que cada país tiene que tener algún tipo de política para controlar la afluencia de inmigrantes. Sin embargo, la razón por la que la política de “tolerancia cero” ha causado tanta agitación y caos es simplemente porque esta involucra a menores inocentes.
Un artículo publicado por el Texas Tribune reporta que el 20 de septiembre había 5,099 menores viviendo en los refugios, de acuerdo con la Comisión de Salud y Servicios Humanos de Texas, la cual es la unidad encargada de regular a los “refugios financiados a nivel federal”. Además, el artículo señala que las áreas del Valle del Río Grande y Houston tienen la mayor cantidad de refugios texanos con 10 y nueve instalaciones, respectivamente.
Compañías privadas “sin fines de lucro”, tales como Southwest Key Programs, han estado usando la situación para obtener ganancias. Independientemente de como se describen a sí mismos en los medios de comunicación, gracias a los múltiples testimonios de niños, exempleados y periodistas, la credibilidad de estas organizaciones ha sido quebrantada.
Juan Sanchez, director ejecutivo de Southwest Key Programs, ganó $1.5 millones de dólares aproximadamente en el 2016, de acuerdo al The Washington Post.
A pesar de que Trump rescindió la política de “tolerancia cero” en junio, ha habido reportes de casos donde niños que cruzan la frontera aún están siendo separados de sus padres o tutores, además de los cientos o miles de niños que aún permanecen en los refugios.
El confuso y agotador viaje está todavía lejos de terminar para muchos de los menores migrantes quienes aún están en los refugios. Desafortunadamente, el problema seguirá siendo usado como una herramienta política y una forma de generar ganancias. Esta situación es solamente parte del mismo juego político, la única diferencia es que, aquí, los niños no están jugando.