A alrededor de las 12:45 p.m. del pasado jueves, el presidente Donald Trump hizo aparición en el Valle del Río Grande por primera vez en el McAllen Miller International Airport para abordar el tema de lo que él ha llamado “una crisis humanitaria” en la frontera sur de los Estados Unidos de América.
A pesar de que su llegada fue minutos más pronta de lo que se tenía previsto, Trump salió del Air Force One, el avión presidencial, de EE. UU., acompañado por Ted Cruz y John Cornyn, senadores republicanos de Texas, y Kirstjen Nielsen, secretaria de seguridad interna.
Vistiendo una gorra blanca y una chaqueta de color negro, Trump caminó hacia un grupo de seguidores previamente seleccionado quienes ya lo esperaban a unas cuantas yardas de distancia del avión presidencial.
Entre ellos estaban Adriana Loera, proveniente de la ciudad de Roma del Condado de Starr, y su esposo, Rolando Loera, un oficial de policía. Adriana recibió una gorra roja con el eslogan, “Make America Great Again” (Hacer EE. UU grandioso otra vez), la cual estaba autografiada por Trump.
“[Estoy] muy embocinada de estar aquí”, dijo ella. “Es una oportunidad única en la vida. Estamos muy emocionados y lo apoyamos”.
Dan Patrick, vicegobernador de Texas; Jim Darling, alcalde de McAllen; y Armando O’Cana, alcalde de Mission, fueron unos de los varios dignatarios que llegaron al aeropuerto minutos antes de la visita de Trump.
Patrick dijo a los reporteros que la situación en la frontera de México con EE. UU. es una crisis verdadera.
“Quinientos mil personas fueron detenidas solamente el año pasado, desde San Diego hasta Brownsville”, dijo él. “Los policías estatales capturaron o incautaron 94½ libras de Fentanyl el año pasado. Si haces cuentas, son 21 millones de casos letales, quiero decir dosis letales.”
Él dijo que esto es solo una pequeña porción de la cantidad total de drogas que entran al país.
“Esto es una verdadera crisis y los demócratas y los medios de comunicación … ya se niegan los hechos o son muy inteligentes para descifrar la situación, o están engañando al público porque ellos saben la verdad y le están mintiendo al público estadounidense.”
Patrick dijo que esperaba poder ver a Trump para platicar y encontrar una solución para la crisis.
Horas antes de la llegada de Trump, mientras que oficiales de seguridad, del aeropuerto y los medios de comunicación se preparaban para la visita del presidente, un grupo de alrededor de 50 seguidores de Trump se reunieron en las orillas de La Plaza Mall, fuera del aeropuerto en Wichita Avenue y South 10th Street, para mostrar su apoyo hacia el presidente.
Similarmente, un grupo de manifestantes llegaron al mismo lugar para expresar su descontento causado por las propuestas del presidente, tales como el muro fronterizo, el cual ha sido probablemente su más famosa propuesta desde que comenzó su mandato presidencial.
Bianca Castro, una estudiante de psicología de último año en UTRGV y miembro de la organización No Border Wall Movement, Industrial Workers of the World y Young Democratic Socialists of America, dijo que asistió a la manifestación para apoyar a la comunidad en contra de Trump.
Al preguntarle que le diría a Trump si tuviera la oportunidad de hablar con él, Castro contestó, “Cede tu puesto. Termina tu presidencia”.
Ella no está de acuerdo con la petición de 5,700 millones de dólares para construir el muro y así terminar con el cierre de gobierno.
“El ha comprobado una vez más que no va a apoyar a la clase obrera”, dijo Castro. “No va a apoyar al proletariado, la gente que hace que este país se mueva. Creo que es una pena … que esté usando [el muro fronterizo] para cerrar el gobierno”.
A la 1 p.m. del mismo día, Trump salió del aeropuerto de McAllen escoltado por seguridad para después reuniere con diferentes autoridades en estación del U.S. Border Patrol de McAllen para discutir su caso sobre seguridad fronteriza y el muro.
Trump salió hacia Washington, D.C., cerca de las 4 p.m. el jueves.
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